A raíz del post Los descubrimientos de Emmi Pikler he querido plasmar sus ideas teóricas en ideas prácticas. Estas ideas son aplicables tanto en las salas de juego infantil como en el hogar. Espero que puedan servirte de ayuda y tus impresiones y experiencias serán muy útiles para los lectores, así que no olvides dejar tus comentarios al final del artículo.
Además puedes continuar leyendo El juego el primer año de vida: desarrollo, espacio y materiales para conocer más de cerca los cambios que se producen en el bebé este primer año y cómo acompañarlos sus procesos de una forma respetuosa.
Ahora vamos a conocer una a una estas ideas en relación al espacio y al acompañamiento emocional.
Ideas llevadas a la práctica
Llegados a este punto es posible que aún te preguntes, pero ¿cómo llevo a esto a la práctica o a mi vida diaria?
Pues bien cada situación y cada niño/a es un mundo. Aún así voy a contarte desde mi experiencia y desde lo aprendido en cursos realizados por educadoras del centro Lóczy.
Veamos dos puntos principales en la práctica:
1. Preparar el espacio
Para que el espacio respete los puntos explicados en el punto anterior te propongo varias estrategias.
- Pon objetivos coherentes
Es decir, utiliza estructuras de movimiento o materiales que pueda explorar por si mismo sin la ayuda constante del adulto. Dónde los objetivos no sean tan complejos que se frustre con facilidad pero tampoco tan sencillos que no supongan un reto y se aburra.
Por ejemplo, cuando gatean se pueden colocar estructuras de madera (módulos o escalera Pikler) dónde pueda subir por si mismo pero no estructuras donde necesita la ayuda constante del adulto para subir (como los toboganes).
- Coloca materiales firmes
Que den estabilidad a su movimiento, como la madera. Si miras la naturaleza verás que los elementos que pisamos son duros y nos permiten aprender a erguirnos con más facilidad. Evita el uso de las colchonetas durante los primeros años.
- Favorece su movimiento autónomo
Adapta todos los espacios para que ellos/as puedan llegar por si mismos. Por ejemplo, el cambiador con escaleras o barrotes, los lavabos y camas a su altura. También elimina peligros cómo enchufes, zonas resbalosas, esquinas puntiagudas, para que puedan moverse con seguridad y permitan tu tranquilidad.
- Respeta sus intereses
Observa qué les gusta hacer y en qué pasan la mayoría de su tiempo y coloca aquellos materiales que respondan a esos intereses. Por ejemplo, si están lanzando objetos o saltando gran parte del tiempo, te están pidiendo lanzar y saltar. Por lo tanto, no rechaces esta necesidad de exploración simplemente porque como adulto estas acciones te incomodan o dificultan tu día a día. Busca un tiempo y un espacio para que puedan seguir probando estas acciones.
- Utiliza materiales y propuestas ricas
¿Qué quiero decir con ricas? Con multitud de posibilidades y variantes. Por ejemplo:
- Muebles polivalentes que puedan tener más de un uso. Un cajón grande de madera para guardar cosas pueden darse la vuelta y utilizarse para trepar y saltar. También puedes utilizar módulos y cajas para generar diversidad alturas y disminuir así el uso único de sillas y mesas. Piensa que sus posturas son diferentes a las nuestras.
- Materiales no específicos, que no tengan un solo objetivo, que sean abiertos como bloques de madera, anillas, canastos, telas, etc. No es necesario que cambies constantemente de materiales. Los niños/as pueden descubrir nuevas posibilidades y desarrollar su creatividad con los mismos materiales si son suficientemente abiertos y si les das la libertad de explorarlos.
Estas son algunas indicaciones en cuanto al espacio y los materiales, hay muchas más pero daría para otro post interminable (y este ya es suficientemente largo).
Por ahora te dejo listados algunos materiales que puedes comprar o construir para incluir en tu casa o en tu espacio de trabajo. Algunos fueron diseñados por el instituto Lóczy, otros no, pero son utilizados con el mismo fin de dar autonomía al niño/a.
- Pelota Pikler
- Triángulo y rampa
- Cajones apilables
- Arco de barras
- Cajón de gateo
- Torre de aprendizaje y mesa multifunción
- Laberinto Pikler
- Silla tres posturas
- Cambiador Pikler
- Balancín grande
2. Prepararte emocionalmente
Son muchas los cambios que puedes hacer en el ambiente pero si no los acompañas de una buena actitud no servirán para nada.
Creer realmente que ellos son capaces de aprender naturalmente a caminar o a jugar, supondrá un cambio radical en tu forma de acompañar su juego.
Algunas cambios que te planteo son:
- No tengas miedo a las caídas
Si has preparado el espacio pensando en la cantidad de niñas/os, sus intereses y sus capacidades podrán jugar y moverse sin dificultad. A pesar de estas precauciones siempre pueden haber caídas leves.
Caerse es aprender a levantarse. Es así cómo aprenden a caminar, a base de ensayo-error. Los niños/as se autoregulan si han tenido multitud de experiencias de movimiento y elección libre.
De todas formas, siempre hay que actuar con cierto sentido común. Por ejemplo, si es la primera vez que se enfrentan a unas escaleras tienes que mantenerte cerca, pero sin olvidar que si confías en ellos les haces confiar en sí mismos “sé que podrás conseguirlo a tu propio ritmo”.
- Cambia el concepto de ayuda
Ayudar es dejar que el niño o la niña encuentre sus propios movimientos. Si le “ayudas” le enseñas tu forma de hacerlo y le haces depender de ti, si le dejas hacerlo por sí mismo aprenderá su propia forma de hacerlo y será autónomo.
“Sé que hoy te has esforzado mucho y no lo has conseguido, pero estoy seguro de que lo lograrás”, ”veo que quieres hacerlo de está forma, está bien es tu forma y la acepto». Claro que estas son frases hechas y tienes que buscar tu propia forma de expresarte, aquella con la que seas tu misma/o, pero la idea que tienes que transmitir es la de aceptación y comprensión.
- Verbaliza con consideración
Sobre todo cuándo los niños/as aún no hablan o no hacen frases completas es difícil que entiendas qué les pasa y pueden llegar a frustrarse al no poder expresar lo que quieren. Es la primera brecha comunicativa. Pero no porque no hablen tienes que dejar de hablarles o hablarles de forma infantilizada.
Pueden comprender lo que dices desde tu entonación, expresión y emoción. Al explicarles lo que está sucediendo o lo qué crees que pueden estar sintiendo les das la oportunidad de organizar su mundo mental y de sentirse comprendido/a.
Busca siempre un tono tranquilo pero propio. Si les escuchas aprenderás a hablarles y si les hablas aprenderán a escucharte.
- Evita las prisas
Nuestro mundo con una velocidad de cambio vertiginosa no nos permite comprender la vida atemporal de los niños/as. Comprometerte con ese tiempo de observación del juego de los niños o de cambio de pañal tal y como lo haríamos con una operación de corazón abierto es difícil, pero no imposible.
Analizar tus hábitos y reordenar tus prioridades diarias es lo que te dará el tiempo para atender a los niños/as y te dará la tranquilidad para comprender lo que necesitan.
- Observa con atención
Tu trabajo como acompañante está en la preparación del ambiente para dar riqueza lúdica y en la presencia atenta para dar estabilidad emocional.
Ver al niño como persona capaz de aprender por sí mismo supondrá, por parte de los adultos, la observación constante y la no intervención de su juego.
No sentir como una pérdida el hecho de dejar de jugar con los niños/as sino como un placer, el placer de descubrir. Al principio el no jugar con los niños/as puede darte la impresión de no estar haciendo nada, pero hay mucho que observar (gestos, mínimos cambios, relaciones con pares, actitudes de frustración, sonrisas, caras de concentración, esfuerzo, etc).
Si documentas de forma escrita o visual lo que hacen los niños/as podrás comprobar sus progresos y readaptar así el espacio a sus nuevas capacidades. Observar es un gesto de humildad, de aceptación del otro, de querer descubrir lo que quiere y siente. Puedes aprender más sobre la documentación en el post La documentación como herramienta de cambio.
Observar es un gesto de humildad, de aceptación del otro, de querer descubrir lo que quiere y siente. Clic para tuitear- Trata con delicadeza
Unido al tiempo tranquilo está también el tacto y los gestos tranquilos. Un artículo que te aconsejo leer La mano de la educadora de Anna Tardos, habla de la mano de la educadora. Es tan importante lo que decimos a los niños/as como el cómo les tocamos o nos acercamos.
El primer cambio que demuestra una consideración hacia un niño/a es ponerte a su altura para hablarle o mirarle. Si además te detienes a observar cómo se siente y lo qué necesita en cada momento, sabrás cómo tocarle y lo harás con mayor delicadeza.
Aprendí que la mano puede reflejar, para aquél que sepa observarlo, las mismas emociones que el rostro, o mejor aún que un rostro, ya que la mano escapa más del control de la voluntad» Vercers
Controversia
«Bueno esto está muy bien, pero tengo 20 niños en mi aula o sala de clase» o «en mi casa no tengo todo el tiempo disponible para llevar esto a la práctica cada día» o «soy mamá/papá y no puedo ver caer a mi hija/o y esperar a que se levante sola/o».
Estas son algunos de las dificultades que puedes encontrar en la práctica. No son pocas las personas, educadores/as o familiares, que al intentar seguir los consejos de Emmi Pikler se ven sobrepasadas y no pueden mantener esa tranquilidad o paciencia de la que tanto habla.
Es normal que sus recomendaciones, aunque dirigidos en algunos casos especialmente a familias o a profesionales, pueden quedar alejados de tu propia realidad.
Pues bien en algunos casos estas brechas prácticas pueden deberse a estas situaciones:
- Sus últimas investigaciones y sus documentaciones fueron en un centro de servicios sociales y los vínculos son diferentes a los que se dan en las familias. Sin embargo, se han ido desarrollando nuevos trabajos directamente con familias.
- El hecho de trabajar con personas muy preparadas y formadas en esta manera de mirar y relacionarse facilita la puesta en práctica.
Es un fuerte cambio personal y no se produce de un día para otro. Son muchas las relaciones psicológicas y emocionales que esconde el trabajo o trato con niños/as. Este cambio actitudinal supone un replanteamiento de tus concepciones y una evaluación de tus experiencias de infancia con el juego, con tu cuerpo o con tu propia familia.
- Como todos los teorías o corrientes pedagógicas a veces quedan desfasadas en el tiempo y en el espacio. Hay que aceptar que la cultura y la sociedad dónde surgieron son distintas a la tuya y también lo son tus condiciones familiares o laborales. No por ello hay que dejar de interiorizar estas ideas y llevarlas a la práctica en la medida de lo posible.
A pesar de todas estas contrargumentos puedo decir que las investigaciones de Emmi Pikler y las actuales prácticas en el Instituto Lóczy han sido y serán un punto y aparte en la forma de mirar y tratar a los bebés y los niños/as los primeros años de vida.
Sin duda una revolución en el campo de la educación y de la crianza, pero también una apertura a nuevas preguntas y consideraciones:
- ¿qué sucede con los servicios públicos de salud (los pediatras y sus recomendaciones)?,
- o ¿cómo deben ser los espacios y servicios públicos de juego pensados para la primera infancia?,
- o la más importante ¿cómo sostener los derechos de los bebés a crecer con vínculos estables y en lugares seguros y lúdicos para desarrollarse como personas equilibradas?
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