Este es un post que da respuesta a varias preguntas que me han llegado de las/os lectoras/es del blog sobre los límites, la resolución de conflictos y la educación emocional.
Bien estos son temas de los que no me considero experta pero si de los que aprendo día a día. He leído manuales, teorías, puesto en práctica por mi cuenta, reflexionado en grupo o asistido a cursos y aún así me siento una novata.
A pesar de todo quiero compartir contigo unas reflexiones para llevarte a lo más profundo de ti y ayudarte a replantear tus acciones diarias.
¿Estas preparada/o?
¡Nos vamos de viaje a las profundidades!
¿Qué vas a encontrar en este post?
¿Se puede ser experta/o en límites o un aprendiz constante?
Cuando hablamos de límites en educación, es fundamental empezar por entender que es un proceso que debemos trabajar personalmente muy profundo y no sólo a nivel profesional sino también a nivel personal.
Porque no podemos saber resolver conflictos solamente entre los niños/as si no aprendemos a resolverlos primero como adultos. No podemos establecer límites de forma coherente y segura si no los establecemos en nuestra relación diaria de pareja, familia, amigos o compañeras/os de trabajo. Todo parte de la consciencia personal que tengamos de nosotros, nuestros miedos, nuestra relación con el control y la autoridad.
Y es que en el punto medio, como en todo, radica la madurez necesaria para poner límites. Para decir acepto tu opinión pero yo pienso esto otro. Te entiendo y aunque mi postura es distinta quizás podemos llegar a algún acuerdo.
Entre el asentimiento y el rechazo, entre el ego (todo a mi manera y tengo la razón) y la perdida del yo (todo a tu manera, mi opinión no sirve) hay un lugar intermedio de convivencia, de tolerancia y de diálogo entre opiniones.
Los conflictos, un contraste de opiniones
No podemos hablar de límites sin hablar de conflictos. En especial en espacios educativos, espacios de relación e intercambio social constante, donde todos sabemos el papel que juegan las relaciones en todas las direcciones (educadores, niñas/os, familias, personal del centro, visitantes externos).
Son muchas las experiencias que nos hacen poner en tensión, nos perturban, nos alteran emocionalmente. En estos momentos entran en juego nuestros conflictos internos, el mundo de la polaridad y de las creencias. De lo que creemos que está bien o está mal. Y es que nada es una verdad absoluta. Todo parte de nuestra percepción de la realidad y de las experiencias que no han llevado a ser quienes somos.
Pues bien en un mundo de millones de personas con millones de experiencias y opiniones distintas, nuestro mayor logro es comprender que el conflicto es inevitable. Que la diferencia de opiniones es necesaria para hacernos crecer y no dar todo por sabido.
Por este motivo resulta fundamental empezar a ver los conflictos o las crisis personales como algo positivo, como oportunidades de cambio. Quizás has oido este cliché muchas veces «el conflicto como oportunidad” pero ¿realmente lo crees y aplicas?:
- ¿ante un conflicto peleas o escapas y sigues actuando como antes? ¿o reflexionas sobre lo sucedido y buscas una respuesta más madura?
- ¿vives criticando lo que sucede a tu alrededor o haces algo para cambiarlo?
Lo único que puedo confirmar desde mi experiencia sobre este tema, antes de filosofar demasiado (si ya no lo hecho), es:
La base para resolver todos los conflictos es saber reconocer y expresar lo que uno quiere, lo que necesita y desea; las expectativas y sentimientos propios. Así como saber escuchar y aceptar las de otros.
¡Simple como esto!
Equilibrio emocional
Esto puede sonar un post enfocado en la relación entre profesionales de la educación. Pero es que en la medida en que pongamos en practica los límites y aprendamos a resolver conflictos entre adultos (nuestros pares) podremos ayudar a niñas y niños a ponerlos en práctica con sus propios pares.
Si además consideremos que los niños/as también están aprendiendo a equilibrar su balanza emocional (quizás a un nivel más notorio por la gran intensidad e identificación con sus emociones), nos daremos cuenta de la importancia que tiene ayudarles a ser conscientes y respetarse a si mismos (su propio cuerpo, pensamiento y emoción) y a los demás (sus cuerpos, pensamientos y emociones).
Para que esto sea posible como imaginarás…tienes que empezar por ti misma/o, por equilibrar tu propia balanza.
Y posiblemente te preguntarás ¿cómo hacerlo?
Pues bien, ahora me gustaría hablarte desde mi propia experiencia, de lo que a mi me ha servido. Quizás no sea lo que a ti te vaya bien pues a cada uno le funciona y le gustan distintas cosas.
Hagas lo que hagas asegúrate de que te hace sentir mejor, estar más conectada/o con tus necesidades y propósitos, vivir en armonía entre tu cabeza (tus creencias) y tu corazón (tus sentimientos), en coherencia entre tus ideales y tus acciones.
1. Fórmate. Reflexiona desde la teoría
No hay un manual preciso 100 % sobre poner límites, resolver conflictos o manejar las emociones. Inspirarse en las teorías de otros te puede ayudar a entender, a ver desde otro punto de vista. A aprender nuevas formas de actuar pero sin perder tu propia esencia.
No como actor/actriz que sigue un guión externo sino como un/a investigador/a que conoce, contrasta, comprende, integra y aplica de forma natural (en relación a este punto te invito a leer el post ¿Imitas o creas? El mal de las metodologías educativas).
Ante un nuevo libro/curso ¿qué te hace sentido?¿en qué estás de acuerdo y en qué no? ¿qué resuena contigo y hace un click en tu cabeza?¿qué puedes poner en práctica hoy?
Algunos libros en los que inspirarte:
- Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y escuchar para que sus hijos le hablen. Adele Faber y Elaine Mazlish
- Comunicación no violenta. Un lenguaje de vida, Marshall B. Rosenberg.
- Libertad y límites. Amor y respeto: Lo que los niños necesitan de nosotros. Rebeca Wild.
- Calidad de vida. Educación y respeto para el crecimiento interior de niños y ado: Educación y respeto para el crecimiento interior de niños y adolescentes, Rebeca Wild.
- Aprender a educar sin gritos, amenazas ni castigos, Naomi Aldort
- Ser Niños Acompañados: Crianza y escuela. Laura Estremera.
- Mi escuela sabe a naranja: Estar y ser en la escuela infantil. M. Carmen Díez Navarro.
- Cómo educar con firmeza y cariño. Jane Neslsen
- La familia, la primera escuela de las emociones: Prólogo de Francesco Tonucci. Mar Romera.
También puedes buscar cursos o unirte a grupos de estudio. Compartir tus experiencias y reflexionar junto a otros profesionales te abrirá a nuevos puntos de vista y te dará el empujón necesario para realizar cambios en compañía.
2. Cuídate. Estar bien por dentro y por fuera
Porque en nuestro cuerpo está la memoria de todo lo que hemos vivido. Es a través de la sanación del cuerpo, la mente y el espíritu (si crees en él) que podemos llegar a la claridad necesaria para tomar decisiones basadas en nuestra intuición y no en lo que otros nos dicen que debemos hacer.
Te dejo algunas terapias o actividades de las que puedes extraer un aprendizaje personal o incluso una curación corporal y psicoemocional. Recuerda esto es muy personal, encuentra las actividades que a ti te vayan mejor.
- Calma mental y consciencia: meditación, yoga, Tai Chi, pilates, paseos, momentos de silencio o quietud.
- Salud integral: Acupuntura, osteopatía, seitai, reiki, tapping, etc.
- Otras terapias: psicoanálisis, constelaciones familiares, Gestalt, arteterapia, flores de Bach, hipnosis, biodescodificación, y un gran etc.
- Deporte al aire libre: hacer algún deporte o caminar en la naturaleza.
- Viajes: los viajes te dan el espacio mental para reencontrarte, te sacan de tu zona de confort, ponen tus creencias en jaque (o incluso jaque mate). Te inspiran e invitan a innovar, crear.
- Creatividad: dedica tiempo a escribir, leer, hacer aviones de papel o lo que sea que te apasione y te haga conectarte con ese espíritu creativo. Te conecte completamente con lo que estás haciendo ahora.
- Estética: disfruta observando y sintonizando con la belleza, aquello que te gusta (pintura, música, muebles, plantas, ropa, edificios, etc.). Rodéate de espacios cuidados, ordenados a tu gusto, que te sientas tranquila/o e inspirada/o al entrar.
- Círculos sociales: Una de las cosas que he aprendido este año (tal y como te cuento en instagram), es que uno necesita de otros para seguir creciendo. Necesitamos por momentos rodearnos de otras personas, aquellas que nos hagan sentir bien, nos acepten, nos impulsen…
Te mereces amistades, socios y relaciones que estimulen tu potencial, que crean en ti, que te apoyen en tus sueños más inauditos, que te quieran de manera incondicional y que sepan ver en ti algo más allá de lo que tú mismo eres hoy. Esto solo podrá suceder cuando tú ofrezcas lo mismo a otras personas”
Vivir con abundancia, Sergio Fernández
3. Practica. Pasa a la acción desde la consciencia
Pon en práctica todos esos aprendizajes que te trae la vida. Por minúsculos que parezcan. Cada día pones en práctica los límites, resuelves conflictos, ahondas en tus emociones.
Es importante que estés atenta/o, presente en cada situación y relación.
Puedes observar tus pensamientos y sensaciones corporales, por ejemplo, cuando:
- Evitas una conversación pendiente con alguien por sentirla un momento incómodo y no un momento de intercambio de opiniones.
- En una discusión sientes el calor en las mejillas, la voz se te altera y la rabia toma posesión de tus palabras.
- Te niegas a decir lo que piensas sobre algo que sientes injusto por miedo a lo que otros piensen.
Y es que encontrar la seguridad necesaria para expresar tu opinión, en especial cuando otra persona esta emocionalmente alterada, es difícil pero no imposible.
Así que ante todo respira, concéntrate en lo que haces, en lo que dice tu cuerpo, confía en tu intuición, en lo que crees que necesitas decir y/o hacer. Y hazlo sabiendo que hagas lo que hagas vas a aprender de ello y hacerlo mejor la próxima vez.
No dejarte arrastrar por el vaivén emocional personal o de otros es un camino largo pero necesario recorrer si queremos tomar las riendas de nuestro caballo o el timón de nuestro barco (elige el que más te guste 😉).
Ahora cuéntame tú en los comentarios ¿cómo trabajas los límites en ti y en otros?, ¿cómo enfocas los conflictos?, ¿qué otras actividades o acciones realizas para cuidarte por dentro y por fuera?.
¡Nos seguimos leyendo en el próximo post!
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